Certificaciones Sunwork
En la piel expuesta al sol, la utilización de protectores solares adecuados, o sustancias inmunomoduladoras, constituye la única herramienta capaz de inhibir los efectos nocivos de la radiación ultravioleta sobre la piel. Sin embargo, no todos los protectores solares cumplen con los requisitos para proteger adecuadamente nuestra piel.
La radiación solar la podremos dividir en Radiación Ultravioleta A (UVA; 320nm-340nm), Radiación Ultravioleta B (UVB; 280nm-320nm), y Radiación Ultravioleta C (UVC; 100nm-280nm). La Radiación Ultravioleta C es letal para la vida humana, pero afortunadamente es enteramente detenida por la capa de ozono, por lo que no toma contacto con la piel humana. La Radiación Ultravioleta B es aquella que tiene relación con el eritema o quemadura inmediata. La Radiación Ultravioleta A por su parte, es la que tiene relación con el bronceado y las enfermedades de la piel a largo plazo, como el fotoenvejecimiento y cáncer de piel.
En nuestro país, a los protectores solares se les exigen desempeño según su Factor de Protección Solar ó FPS. Sin embargo, el FPS es sólo una medida del efecto inmediato de la Radiación Ultravioleta B (UVB), y se relaciona con la presencia del eritema exclusivamente, por lo tanto, es una forma de asegurar que no habrá daño agudo en la piel. Esto es muy importante, dado que la UVB es muy dañina.
No obstante, actualmente se sabe que la UVA es silenciosa y potencialmente muy dañina también, ya que se acumula formando EROS (especies reactivas de oxígeno) provocando daño a las estructuras microscópicas de la piel. Por eso, usted debe exigir las medidas de desempeño en el rango UVA de un protector solar y así tener más seguridad en su uso, en especial en condiciones extremas como las laborales.