El sistema inmunológico es aquel que tiene como propósito proteger al organismo de las distintas amenazas a las que se ve expuesto cotidianamente, por lo que, resulta fundamental que se encuentre fortalecido. Pero una exposición prolongada al sol ocasiona inmunosupresión y deja al organismo propenso a contraer distintas enfermedades.
Respecto de esto, se ha descubierto que el sol es capaz de activar en las células de la piel la producción de mediadores inmunitarios, llamados citoquinas, los que regulan y diferencian a los T-reguladores, una especie de linfocitos. Una elevada presencia de estas células puede provocar inmunosupresión, lo que conlleva el desarrollo de tumores e infecciones por virus, entre otros.
¿Qué ocasiona la radiación UV?
Hoy en día existe toda una nueva rama de la inmunología, llamada fotoinmunología, que estudia los efectos de la luz solar, y en particular de los rayos ultravioleta (UV), en el sistema inmunológico, debido a que el modo en que la radiación UV afecta el sistema inmunológico es complejo, involucrando a distintos elementos del cuerpo y manifestándose en distintas etapas.
Alteración en las células de Langerhans
En la epidermis, las células de Langerhans, cuya función es presentar el antígeno para que sea reconocido, sufren alteraciones morfológicas, cuantitativas y funcionales, ya que, bajo el efecto de la radiación UV, se dirigen hacia los ganglios periféricos donde ya no tienen la capacidad de inducir una estimulación de los clones linfocíticos Thl.
Los queratinocitos
Los queratinocitos también se ven afectados por la radiación UV y responden secretando diversos mediadores solubles que tienen actividades inmunosupresoras, especialmente la interleucina (IL) 10 y el factor de necrosis tumoral α (TNFα).
Además, la radiación UV causa una activación del complemento queratinocítico y la producción de neuropéptidos (monóxido de nitrógeno y el «péptido relacionado con el gen de la calcitonina” [CGTP]) que poseen una actividad inmunosupresora.
El rol de los macrófagos
Los macrófagos CDI Ib, tras la exposición a la radiación UV, infiltran la epidermis debido a que producen la IL-10 en exceso. Estos macrófagos son responsables de la inducción de una tolerancia.
Sumado a ello, la radiación UV genera una población linfocítica Th2 que produce IL-10. Estos linfocitos afectan la actividad inmunosupresora induciendo la apoptosis de las células de Langerhans, presentes en la epidermis, mediada por el sistema Fas/Fas ligando.
Efectos a nivel molecular
A nivel molecular, la radiación UV genera una fotoisomerización del ácido transurocánico en ácido cis-urocánico, el cual posee propiedades inmunosupresoras. Pese a ello, el ácido desoxirribonucleico celular sigue siendo el cromóforo central de la radiación UV en la piel, a causa de que, en la inmunosupresión inducida por la radiación UV, interviene en la formación de dímeros de pirimidina.
Además, la radiación UV interactúa con los blancos citoplasmáticos y de las membranas, capaces de modificar la transducción de señales o la transcripción de los genes implicados en la respuesta inmunitaria.
Efectos positivos de una elevada exposición al sol
Pese a lo anterior, el sol es fundamental para el funcionamiento del cuerpo, ya que, permite que se desarrollen procesos fisiológicos claves, colabora manteniendo una salud ósea adecuada y permite la síntesis de vitamina D.
La síntesis de la vitamina D, a su vez, impacta la salud del organismo en distintos niveles. Por ejemplo, tiene un rol crucial en el metabolismo del calcio, favoreciendo la absorción de este mineral a nivel del intestino, y la homeostasis de los huesos.
Además de esto, y relacionado con el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, cumple una tarea fundamental, pues participa y regula las respuestas inmunitarias innata y adaptativa, con un papel en la supresión de la inflamación y en la generación de linfocitos T reguladores en piel, lo que ayuda a inhibir reacciones autoinmunes en este tejido. Asociado al rol de la vitamina D en el sistema inmunológico, se ha visto que la deficiencia en vitamina D podría relacionarse con un aumento en la susceptibilidad a determinadas infecciones.
En resumen, tomar sol es necesario para nuestro organismo, pero de ningún modo debemos exponernos de manera prolongada a éste, menos en horarios en que el índice de RUV (radiación ultravioleta) es alto (entre las 11 am y las 16 pm) ni sin habernos aplicado un fotoprotector de amplio espectro.
En este sentido, resulta claro que, en caso de tener que pasar tiempo al aire libre por razones laborales, debemos utilizar, a modo de evitar la inmunosupresión y de prevenir el desarrollo de distintos tipos de enfermedades asociadas a la radiación ultravioleta, fotoprotectores de amplio espectro y con un factor alto.
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