La radiación solar es un elemento fundamental para el desarrollo de la vida humana, sin embargo, debido al debilitamiento de la capa de ozono producto de la contaminación ambiental, ésta ha alcanzado niveles peligrosos para la salud en las últimas décadas.
La radiación solar está compuesta de tres tipos de rayos ultravioleta (UV): los UV-A, UV-B y UV-C, siendo los dos primeros los que impactan directamente en la salud de nuestra piel y de nuestro sistema inmune, ya que, los rayos UV-C, pese a revestir un peligro mayor, no logran atravesar la capa de ozono.
Rayos UVA, UVB y UVC
Los rayos que componen la radiación solar afectan de distinto modo la salud.
Por un lado, los rayos UV-A pueden ocasionar lesiones en la piel y dañar el ADN de las células. Sus efectos son acumulativos, por lo que, sus efectos, pueden manifestarse a largo plazo. Principalmente pueden observarse en el fotoenvejecimiento de la piel, es decir, en la aparición de arrugas, pecas y/o manchas oscuras, pudiendo, además, favorecer el desarrollo de algunos tipos de cáncer de piel.
Por otro lado, los rayos UV-B, pueden afectar la piel y el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico, exponiéndose a contraer distintos tipos de enfermedades, incluyendo el cáncer de piel. Además, ocasiona daño ocular.
Por último, los rayos UVC, pese a ser una amenaza aún mayor para la salud, no penetran en la atmósfera. Estos últimos, sin embargo, se utilizan para esterilizar superficies, materiales médico-clínicos, agua, aire, alimentos y otros, transformándose en un gran aliado en la lucha contra el COVID.
¿Qué consecuencias generan los rayos UVB?
Existen diversos factores que inciden en el daño que puede ocasionar la luz UVB en la salud, entre ellos se pueden mencionar los siguientes:
- Hora del día: la luz UVB es más intensa durante las horas del mediodía, entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m.
- Temporada del año: la luz UVB es más potente durante los meses de la primavera y el verano.
- Distancia desde el ecuador: la intensidad de la luz UV disminuye a medida que nos distanciamos de la línea del Ecuador.
- Altitud: mientras más alto nos encontremos, mayor es la intensidad con la que recibimos la luz UVB.
- Formación nubosa: las nubes pueden filtrar algo de luz UVB, sin embargo, siempre nos exponemos a ella, incluso en días nublados.
- Reflejo de las superficies: la luz UVB rebota en superficies como el agua, la nieve, la arena o el pavimento, lo que acrecienta la intensidad con la que recibimos estos rayos.
Es importante conocer estos factores, ya que, incidirán en el tipo de protección que se debe utilizar si nos exponemos a la luz UVB.
¿Cómo se protege la piel de los rayos ultravioleta?
Como la radiación solar en nuestro cuerpo se acumula diariamente, siempre debemos procurar protegernos de ella. Algunas medidas a considerar si decidimos exponernos al sol son las siguientes:
- Mantenerse a la sombra en espacios libres.
- Reducir la exposición a la luz ultravioleta evitando la luz solar directa por un período de tiempo extenso.
- Mantenerse alejado de las ventanas, porque la luz UVB puede traspasar los cristales. Por ello, se recomienda el uso de fotoprotector solar de amplio espectro incluso en espacios cerrados.
- Cubrir la piel con ropa adecuada, es decir, de un material grueso y con un largo que permita abarcar cada parte del cuerpo.
- Utilizar sombrero de ala ancha y anteojos oscuros.
- Evitar las lámparas y camas bronceadoras.
Uso de fotoprotector
La protección contra la luz UVB debe realizarse en capas, por lo que, todas las medidas mencionadas deben complementarse utilizando un fotoprotector solar de amplio espectro según el tipo de piel.
Hoy en día existe una amplia variedad de productos destinados a protegernos de los daños de la luz UVB (y UVA, entre otras) que, además, incluyen activos que pueden reparar, en cierta medida, los daños ocasionados por el sol.
Lo importante es saber aplicarlo adecuadamente, considerando el tiempo previo a la exposición y utilizar una cantidad precisa. También, debe tenerse en cuenta el tiempo de acción del fotoprotector, pues es necesario reaplicarse si el tiempo al aire libre se prolonga. En caso de estar en contacto con el agua o de sudar mucho, debe reaplicarse antes del tiempo estimado. Se debe mirar la fecha de vencimiento del producto, pues, pasado ésta, la loción perderá sus propiedades.
La luz UVB provoca daños irreparables en la piel, el sistema inmune y los ojos, por lo que, no deberíamos exponernos a ella en horarios en que el índice UV fuese alto. De ser inevitable, siempre se deben tomar todas las medidas señaladas.