Radiación ultravioleta
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Comportamiento de la RUV en invierno versus verano

Entender el comportamiento de la RUV en invierno versus verano no es solo un ejercicio académico: es una herramienta vital para trabajadores al aire libre, deportistas, empresas y cualquier persona que quiera protegerse frente a uno de los riesgos ambientales más subestimados.

¿Alguna vez has sentido que el sol “quema” más en verano que en invierno? La sensación es real, pero detrás de esa experiencia cotidiana se esconden procesos físicos y biológicos que pocas veces se explican con claridad. La radiación ultravioleta (RUV) no se toma vacaciones ni se apaga cuando las temperaturas bajan. De hecho, en invierno sigue actuando sobre nuestra piel y nuestra salud, aunque la mayoría de las personas lo pase por alto.

 

¿Qué es realmente la RUV y cómo nos afecta?

La radiación ultravioleta es una fracción invisible del espectro solar. Se divide en UVA, UVB y UVC:

  • UVC (100- 280 nm): Es la más energética y dañina pero es completamente absorbida por la capa de ozono por lo que no llega a la tierra.
  • UVB (280-315 nm): es parcialmente filtrada por el ozono, pero el porcentaje que llega es el responsable de las quemaduras solares y la producción de Vitamina D.
  • UVA (315-400 nm): El 95% de ella llega a la tierra. es la de menor energía, penetra más profundamente en la piel y acelera el envejecimiento cutáneo.

Su efecto acumulativo es silencioso: aunque la piel no se enrojezca de inmediato, la radiación deja huellas en el ADN celular, que con el tiempo pueden derivar en lesiones graves como cáncer de piel.

 

Factores que modifican la radiación solar entre estaciones

Posición del sol:

En verano, el sol se encuentra más perpendicular a la Tierra. Esto significa que la radiación llega con mayor intensidad y en un trayecto más corto. En invierno, el sol se ve más bajo en el horizonte y la radiación atraviesa un ángulo más oblicuo.

Grosor de la atmósfera

En invierno, la atmósfera funciona como un “filtro” más grueso porque los rayos solares recorren un camino más largo antes de llegar a la superficie. Sin embargo, ese efecto no elimina por completo la radiación UVA.

Reflectancia en superficies (Albedo):

La intensidad de la radiación ultravioleta (UV) que recibimos no solo depende del sol y la atmósfera, sino también de la reflectancia (o albedo) de la superficie. Diferentes materiales devuelven distintas cantidades de UV, lo que puede aumentar significativamente tu exposición. Esto explica por que para los trabajadores que están en nieve reciben más RUV que aquellos que trabajan en el ma

 

Comportamiento de la RUV en invierno versus verano

 

  • Verano: intensidad máxima

El verano concentra la máxima intensidad de la radiación UV. Esto se debe a la triple combinación de mayor ángulo solar, cielos despejados y un incremento en la exposición personal. Como resultado, la mayoría de las quemaduras solares se producen en esta época, especialmente en actividades al aire libre como las vacaciones, la agricultura o la construcción.

  • Invierno: radiación persistente

La sensación de «frío» es un engaño. Aunque las temperaturas desciendan, la radiación UVA mantiene su alta penetración, atravesando la atmósfera sin apenas atenuación. Su efecto no se percibe de inmediato (no causa la quemadura de la UVB), pero acelera el envejecimiento cutáneo y acumula daño celular a largo plazo.

El riesgo se dispara en ciertos entornos: en presencia de nieve o a gran altitud, la exposición total a la radiación UV puede incluso superar a la del verano debido al efecto de la reflectancia.

  • Consecuencias de subestimar la radiación invernal

-Daño acumulativo en el ADN de la piel.

-Mayor riesgo de lesiones precancerosas.

-Aceleración de la foto envejecimiento.

-Percepción errónea de “seguridad” en días fríos o nublados.

 

Estrategias de protección todo el año

En la vida diaria debemos:

  • Usar fotoprotector incluso en días nublados.
  • Preferir ropa que cubra zonas expuestas.
  • Incorporar lentes con filtro UV.
  • Comer alimentos ricos en antioxidantes.

 

En entornos laborales

-Incluir el fotoprotector como parte del equipo de protección personal (EPP), al mismo nivel que casco o guantes.

-Reforzar pausas en zonas de sombra.

-Capacitar a los equipos sobre riesgos invisibles de la radiación.

El sol no tiene estaciones: su radiación actúa los 365 días del año. El verdadero riesgo es creer que en invierno estamos a salvo. Tanto en el calor del verano como en el frío de la montaña, la piel está expuesta y necesita protección.

El desafío es cambiar la percepción cultural: la fotoprotección no es un lujo de vacaciones, es una medida de seguridad laboral y de salud pública.

 

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